Tensiones persistentes entre Gaza y Líbano a pesar del alto el fuego: ¿está en riesgo una nueva escalada regional?

Beirut / Jerusalén – Noviembre 8 de 2025

El alto el fuego pactado el pasado 10 de octubre en Gaza, supervisado por mediadores internacionales, sigue operativo en su forma oficial, pero la realidad sobre el terreno arroja señales de fricción que podrían presagiar una nueva escalada.

Desde la entrada en vigor del acuerdo, los bombardeos masivos se han detenido, sin embargo, informes de ataques con drones, bombardeos puntuales y choques fronterizos continuan reportándose tanto en el sur de Líbano como en la Franja de Gaza. Un reciente artículo advierte de que “los cese-fuegos de Gaza y Líbano favorecen actualmente a Israel”, al tiempo que la vigilancia y operaciones encubiertas se mantienen activas.

Factores que alimentan la tensión

  • En Gaza, aunque el número de ataques intensos ha bajado, persiste el bloqueo humanitario y las restricciones de acceso para ayuda internacional, lo cual mantiene una presión social y política elevada.
  • En el sur del Líbano, a pesar del alto el fuego, se registran incursiones aéreas, bombardeos y actividades militares que ambas partes definen como “operaciones de seguridad” o “respuesta defensiva”. Las fuentes indican que la población civil vive en una “zona gris” entre guerra abierta y paz formal
  • La narrativa diplomática destaca que Israel, por su parte, mantiene libertad de acción operativa, lo que genera frustración en el Líbano y entre mediadores internacionales respecto a la sostenibilidad del alto el fuego.

¿Qué está en juego?

La calma relativa es frágil. Varios analistas advierten que sin mecanismos claros de seguimiento y compromisos recíprocos, el alto el fuego podría romperse por un incidente menor que se descontrole.
Para los países vecinos y la comunidad internacional, un nuevo estallido en la zona amenazaría:

  • la estabilidad regional en el Levante,
  • el suministro de ayuda humanitaria a Gaza y el Líbano,
  • la seguridad de rutas marítimas y comerciales en el Mediterráneo oriental.

¿Y qué ocurre ahora?

Los mediadores (como Egipto y Catar) están presionando para introducir observadores internacionales adicionales, mientras se negocian vías para permitir mayor acceso de ayuda y mitigar las causas subyacentes del conflicto. Si bien no hay un calendario público para nuevas rondas de negociación, la urgencia es creciente.
En paralelo, ambas partes mantienen declaraciones públicas que refuerzan el statu quo militar: Israel advierte que continuará operando contra lo que considera amenazas, y los grupos en el Líbano y Gaza recalcan que no aceptarán permanentes incursiones ni bloqueo indefinido.

Conclusión

Lo que empezó como un alto el fuego se está convirtiendo en un delicado limbo: ni paz plena, ni guerra declarada. En este escenario, la estabilidad depende tanto de la diplomacia como del control militar y de la capacidad de la comunidad internacional para monitorizar y garantizar compromisos reales. La zona sigue siendo un polvorín y la atención global no puede bajar la guardia.

Sitios, información, referencias: Le Monde.fr | The wall street Journal

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